Proyectar el futuro
En general las personas tratan de imaginarse el futuro, lo mismo hacen los políticos, los emprendedores y cualquiera que dirija los destinos de cualquier nación, institución, empresa o familia. Todos tratan de pensar en lo que vendrá, porque sentimos más seguridad si consideramos estar preparados para lo que suponemos ocurrirá.
Para imaginar el porvenir nos basamos en la historia, cultura, experiencias y a este conjunto podemos llamarlo “conocimiento”. Hay una paradoja del conocimiento histórico que dice que el conocimiento que no cambia el comportamiento es inútil. Pero, el conocimiento que cambia el comportamiento pierde rápidamente su relevancia.
En el libro “Ante el fin de la Historia” su autor Venturini dice “La aceleración hace alejarse más rápido el pasado, acerca más rápido al futuro, entonces gravita en el presente más el futuro que el pasado”.
La reflexión que pretende disparar esta cápsula, es que cuando tratamos de imaginamos el futuro, lo que hacemos es proyectar el pasado y el presente; en general sin tener en cuenta que el presente y el futuro cambian a gran velocidad y por ende lo que hoy proyectamos hacia adelante es “lo viejo”y por eso hay grandes probabilidades de desviarnos y equivocarnos.
¿Cómo podemos tratar adivinar el futuro si todos los días hay novedades, situaciones, hechos e inventos que jamás nos hubiéramos imaginado?
Hay que seguir, no importa. Es imprescindible seguir soñando, imaginando y planificando el futuro y una buena práctica podría ser una suerte de “proyección flexible”. Es decir, no anclarnos a las ideas y planes de manera estricta, sino ir corrigiendo las veces que sea necesario cualquier cosa que el frenesí del presente y el futuro nos obliguen a modificar ó incluso abandonar.
Nota de Marcello Vaccari en El Cronista: https://www.cronista.com/transportycargo/Proyectar-el-futuro-20171004-0003.html
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